Este viernes, el Gobierno ruso convocó al embajador de Colombia en Moscú, Héctor Arenas Neira, para que dé explicaciones por los señalamientos y las críticas que la Cancillería y el presidente Gustavo Petro hicieron del ataque perpetrado en Kramatorsk, en el que resultaron levemente heridos Héctor Abad Faciolince, Sergio Jaramillo y Catalina Gómez.
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Serguéi Lavrov, ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, aseguró, a través de un comunicado emitido por Telegram, que la ubicación en el que cayó el misil era un “objetivo legítimo” en el conflicto que enfrenta ese país con Ucrania, por lo que no habría lugar a cuestionamientos por parte del Gobierno colombiano.
“El objetivo legítimo de los militares rusos era un puesto de despliegue temporal de comandantes de la 56ª Brigada de Infantería Motorizada de las Fuerzas Armadas de Ucrania. En el momento del ataque, los ciudadanos colombianos se encontraban en un restaurante ubicado en el mismo edificio”, sostuvo la Cancillería rusa.
La entidad agregó que los colombianos, “según la información disponible”, eran conscientes de que la zona en la que se encontraban hacía parte de la línea de fuego y que esto podría tener riesgos, como se confirmó con el misil lanzado a este punto.
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También fue deseada una pronta recuperación para el escritor Héctor Abad, el ex alto comisionado de Paz Jaramillo y la periodista Gómez, pero, acto seguido, Moscú lanzó una fuerte pulla al Estado colombiano.
“Recordamos que miles de personas fallecieron o resultaron heridas durante el conflicto en Donbass desde 2014, que los militares ucranianos desplegaron sus armas en instalaciones civiles y usaron a la población civil como escudos humanos y que perpetraron actos de sabotaje y atentados en territorio ruso. Hemos expresado nuestro pesar por no haber visto ni una sola vez la reacción de los líderes colombianos a estos acontecimientos”, manifestó el comunicado.
Al embajador Arenas Neira le llamaron la atención, pidiéndole recomendar a todo el pueblo colombiano mantenerse alejado de las zonas de despliegue militar y abstenerse de visitar estos territorios durante el conflicto.
Asimismo, no fue confirmada la hora de la reunión entre los diplomáticos de ambos países, por lo que se espera que en las próximas horas el Gobierno ruso o la Embajada colombiana en ese país emitan nueva información sobre lo discutido desde Moscú.
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Cabe recordar que el miércoles 28 de junio el presidente Petro había condenado el ataque de Rusia en Kramatorsk por haber atacado a los tres civiles colombianos, quienes se encontraban indefensos. Y agregó que, con la acción militar, Moscú “viola así los protocolos de la guerra. El Ministerio de Exteriores debe entregar (una) nota diplomática de protesta. Esperamos el regreso sanos y salvos a sus hogares de Sergio, Héctor y Catalina”.
Por su parte, Serguéi Lavrov acusó como responsable de lo ocurrido a Ucrania, manifestando que “el hecho de que los ucranianos, violando el Derecho Humanitario Internacional y cometiendo un crimen de guerra usen lugares civiles de todo tipo para reunirse con mercenarios, generales occidentales e instructores militares, es culpa de Ucrania”.
Sergio Jaramillo sostuvo que habían llegado al restaurante tras tener una jornada de charlas e intercambio con locales y realizar los compromisos de la campaña en la que participan.
“Durante el día uno está dando vueltas, está hablando con gente y todo el tiempo piensa, ‘será que acá puede ocurrir algo, será que allá puede ocurrir algo’, pero llega a un restaurante, siente que está en un refugio”, expresó.
El ambiente en el restaurante, contó, se sentía muy festivo, pero esto fue interrumpido por un “sonido seco muy fuerte”, que describía la caída del misil ruso sobre las instalaciones de ese lugar.
“Empieza todo a volar por los aires y ve uno como en cámara lenta los pedazos de marquesina, los vidrios volando, las vigas, una me cayó a mí en el muslo, pero nosotros tuvimos la suerte de que estábamos sentados en la terraza del restaurante y no en su interior, porque los que estaban en su interior vieron cómo se les venía, literalmente, el techo encima”, agrega Jaramillo en su relato.
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