"Mi mamá va a morir el domingo en la mañana y está feliz": Federico


Federico Redondo habló sobre la decisión de su madre, Martha Sepúlveda quien se practicará la eutanasia el domingo 10 de octubre a las 7 de la mañana.

Este domingo 10 de octubre a las siete de la mañana, Martha Sepúlveda pondrá fin a su vida cuando se practique la eutanasia. Ella padece esclerosis lateral amiotrófica y se convertirá en la primera paciente con un diagnóstico no terminal que accederá a este procedimiento en Colombia.

Martha padece desde hace tres años esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad que afectó seriamente sus piernas y ahora casi que no le permite caminar.

En julio de este año, la Corte Constitucional amplió el derecho a la muerte digna a las personas que no tienen enfermedades terminales. 

De inmediato, Martha celebró la noticia, le dijo a Federico, su único hijo de 22 años, que quería luchar por conseguir su eutanasia.

Tan solo días después le pidió a su EPS Sura que le permitiera acceder a dicho procedimiento. Su caso se resolvió rápido y un par de semanas después se lo autorizaron.

"Mi mamá está tranquila y feliz desde que le dijeron que podía morir porque su vida era literalmente un infierno", contó su hijo Federico Redondo en diálogo con BBC Mundo.

Este es el testimonio de su hijo

Federico Redondo Sepúlveda, habló con BBC Mundo sobre la vida de su madre desde que se enteró que padecía esta enfermedad. Este es su testimonio:

Cuando ella se enteró me dijo "vea, tengo esta enfermedad y me muero en tres años". Pero lo dijo de manera muy jocosa, muy divertida, haciendo bromas.

Mi mamá siempre ha sido una persona muy abierta a la muerte. Siempre ha dicho "yo no tengo miedo a partir, sino a la forma en la que voy a partir", y por eso precisamente buscó que le reconocieran el derecho a una muerte digna

Ella no concebía la vida postrada en una cama. El final de la esclerosis lateral amiotrófica es sin poder hablar, sin poder tragar... es algo sumamente doloroso e indigno para ella.

Se tomó muy olímpicamente el diagnóstico. Posteriormente empezó a perder fuerza en las piernas, a requerir apoyo para caminar en distancias más o menos largas. Ya luego requería apoyo para todo tipo de caminatas incluso dentro de la casa.

A principios de este año empezó a requerir apoyo para ir al baño. Después, había que bañarla, había que vestirla. En ocasiones se le dificultaba comer o cepillarse porque las manos estaban perdiendo demasiada fuerza.

Un día ella me dijo: "Sería tan bueno que yo pudiera solicitar la eutanasia". Y pues yo no lo tomé como muy en serio.

Pero cuando me dijo que quería hacerlo, yo estuve en negación por unos días. Yo decía, "no, mi mamá no, todavía no". Le decía, "mami, por favor no"

Luego, concientizándome un poco de la condición precaria en la que ella estaba, y de su desespero, y de la indignidad en la que estaba, yo dije: "Creo que demuestro más mi amor si la apoyo en esta decisión que ella tomó".

Yo sí necesito a mi mamá y quiero que esté conmigo en cualquier condición. Pero en ese caso solo estaría pensando en mí, en mis necesidades.

Llevamos 22 años juntos. Mi vida giraba alrededor de ella y la de ella alrededor mío. Luego de su partida, yo tendré que inventarme otra vida. Por eso fue tan difícil al principio.

Pero también pensaba en lo que ella me decía. Me decía: "Hijo, esto no es vida, esto no es digno".

Claramente yo estoy triste. Claramente estoy ansioso, claramente estoy... de alguna forma desesperado. Sería muy raro que no lo estuviera.

Pero también de alguna manera me reconforta el hecho de que mi mamá haya podido terminar su vida de la forma que ella quería.

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