¿Quién no ha vivido la experiencia de ir a la tienda, almacén o supermercado, para comprar una deliciosa bebida, un tentador helado, algún producto lácteo o hasta una refrescante cerveza? Es allí cuando un particular electrodoméstico se convierte en objeto del deseo: el refrigerador, el corazón de todo negocio, porque allí, al abrigo de su fresco interior está aquello que tanto se anhela.
Y cuando se habla de neveras hay que hablar de Fogel Andina, una marca que se instaló hace 12 años en esta región y que con el talento vallecaucano, fabrica refrigeradores de tipo comercial para Colombia y exportarlos a los países de América del Sur.
Seguramente usted los ha visto en las diversas superficies comerciales con sus particulares diseños y formas: altos, pequeños, delgados,cuadrados, redondos o rectangulares, que de inmediato llaman la atención.
La marca es una filial de Fogel, una multinacional con presencia en 50 países del mundo perteneciente a inversionistas guatemaltecos, que encontraron en el Valle del Cauca el terreno fértil para instalar una planta de producción que cubriera las necesidades del mercado de este lado del continente, en especial el relacionado con las embotelladoras de refrescos, cervecerías, compañías de lácteos, jugos, helados, hoteles y restaurantes, entre otros.
Y fueron muchas las razones para elegir esta región como su sede: su ubicación estratégica, la cercanía al puerto de Buenaventura, las excelentes vías de acceso, la infraestructura industrial, la tradición que existe en el sector metalmecánico, pero sobre todo, por el gran nivel educativo y profesional de los habitantes de esta región.
Con su innovadora visión para ofrecer productos de calidad, en 2007 abrió sus puertas Fogel Andina, para producir inicialmente 10.000 neveras al año. Actualmente, la marca cuenta con una planta de producción para fabricar 50.000 unidades demostrando así su rápida consolidación.
Calidad y compromiso ambiental
Uno de los factores que le ha dado prestigio a la marca es su compromiso con el medio ambiente al elaborar producto más eficientes con el consumo de energía y utilizar insumos claves para su fabricación, como gases refrigerantes y espumas aislantes, que evitan el efecto de invernadero, algo que el planeta lo agradece.