Redes sociales, apps y robots con IA están revolucionando las prácticas espirituales, aunque la religiosidad tradicional sigue a la baja en países occidentales.
Redacción El Qhubo/ Periodista Jesús Chacín
La fe se transforma. En un mundo donde la inteligencia artificial y las redes sociales forman parte del día a día, también están marcando el camino de la espiritualidad contemporánea. En lugares como Estados Unidos y Europa, donde las creencias religiosas organizadas han caído en picada, la tecnología parece estar dando lugar a nuevas expresiones de fe que cruzan pantallas, algoritmos y códigos.
La tendencia a la baja es clara: en 1952, el 98 % de los estadounidenses decía creer en Dios, mientras que en 2022 esa cifra bajó al 81 %, según Gallup. Además, datos del Pew Research Center indican que cerca del 28 % de la población se identifica como atea, agnóstica o sin afiliación religiosa específica. Sin embargo, esta desafección no necesariamente significa pérdida de espiritualidad.
Según ha afirmado la teóloga Ilia Delio, “la fe no ha desaparecido, sino que emerge en nuevas formas”, una transformación impulsada en gran parte por la tecnología. A través de smartphones, redes sociales o inteligencia artificial, miles de personas encuentran maneras modernas de explorar sus creencias, participar en rituales o descubrir nuevas comunidades espirituales.
Internet ha abierto el acceso a prácticas religiosas que antes eran prácticamente inalcanzables. Plataformas como TikTok o Instagram están repletas de contenido con hashtags como #easter o #diwali, donde tanto líderes religiosos como usuarios comparten enseñanzas, experiencias y contenido devocional. La democratización del conocimiento espiritual se ha convertido en un fenómeno global.
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Aplicaciones móviles permiten hoy a los musulmanes encontrar espacios de oración, a los budistas ver monjes en prácticas espectaculares y a los cristianos rezar con orientación digital. Como explica el académico Robert Geraci, este acceso sin precedentes ofrece una nueva perspectiva de lo sagrado al alcance de un clic.
Influencers religiosos como Melinda Strauss, una judía ortodoxa con más de un millón de seguidores, o el imán Sabah Ahmedi, que creó la marca digital Young Imam, han conquistado audiencias en TikTok e Instagram. Desde responder dudas sobre rituales hasta compartir momentos cotidianos, logran acercar la religión a nuevas generaciones.
As a Jew, I could never get into a Christian song like this one Melinda Strauss likes. But there is one Christian song that I love. I always cry when I hear it. It's called Breathe by Michael W. Smith. https://t.co/rzgR59tibC It's so beautiful.
— Andrea Karshan (@karshanandrea) May 30, 2025
Fun Fact: When I was Christian I… pic.twitter.com/xlNe3S8OdM
Pero la disrupción no termina ahí. La inteligencia artificial ya está cambiando la forma de predicar, rezar y enseñar. Algunos líderes como el sacerdote Caru Das Adhikary han integrado herramientas como Google Gemini para componer versos religiosos. Otros, como el teólogo Ed Stetzer, las usan como apoyo para redactar sermones. Aunque aún imperfectas, estas herramientas son vistas como impulso creativo.
En algunos casos, la tecnología va incluso más lejos. En Japón, China o India, robots con apariencia humana o animal están siendo incorporados en templos para ayudar en rituales, enseñar doctrinas o consolar a los fieles. SanTO en Italia o Mindar en Japón son ejemplos de robots diseñados para ofrecer guía espiritual y conversación en contextos religiosos.
Mindar, el robot predicador, ya lee los sutras en un templo budista (vídeo) https://t.co/A3eIaZRVSH pic.twitter.com/lJDavpIJHy
— Computer Hoy (@computerhoy) March 14, 2019
Pese al entusiasmo, surgen dudas éticas. ¿Puede una IA comprender el contexto espiritual o emocional de quien busca consuelo? Como advierte el rabino Pinchas Goldschmidt, “no hay una pregunta absoluta, ni una respuesta absoluta” cuando se trata de fe, por lo que el acompañamiento humano sigue siendo crucial.
Ese dilema fue precisamente discutido en Hiroshima en 2024, donde líderes religiosos de distintas confesiones firmaron el Llamamiento de Roma por la Ética de la IA, buscando garantizar un desarrollo tecnológico que no sustituya lo humano, sino que complemente la experiencia espiritual.

Aunque el futuro de la religión en la era digital aún está por definirse, la transformación ya está en marcha. Desde el rezo con robots hasta la predicación en reels, la fe no se ha ido, se está adaptando a nuevos tiempos, lenguajes y dispositivos.
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