La familia El Helw se llevó su tradicional show de domadores de leones a la sala de su casa, donde transmiten el espectáculo por redes sociales.
Desde que El Cairo cerró las áreas recreativas debido al nuevo coronavirus, los El Helw, domadores desde hace tres generaciones, se quedaron sin circo y técnicamente desempleados. Pero la familia decidió hacer el espectáculo desde el living de su casa... con una leona.
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En el gran salón de azulejos de unos 80 m2 han movido los muebles para hacer sitio para la pista, los dos taburetes de circo y dos mesas.
En estos tiempos de pandemia, la familia - famosa en Egipto por sus actuaciones en el circo nacional, a orillas del Nilo, en El Cairo - aprovechó su popularidad para difundir, con la ayuda de Joumana, como llaman a la felina, el siguiente mensaje: "Quédate en casa, a salvo".
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"Es la primera vez que traigo un león grande a casa", exclama Ashraf, rodeado de su hermano Yusef, de 24 años, y de su hermana Bushra, de 28, quienes también son domadores.
Al principio su madre no era muy partidaria "porque temía por los muebles", confiesa Ashraf.
La leona de cuatro años salta del taburete a una mesa para agarrar un pedazo de carne colocado en el extremo de una pasarela de madera.
Al igual que sus dueños, la leona usa el ascensor para acudir dos veces por semana a las sesiones de entrenamiento. El resto del tiempo vive en un parque fuera de la ciudad, donde los El Helw cuidan de otros felinos.
"¿Con los vecinos? No hay problema, confían en nosotros", asegura el joven domador a la AFP.
Cuando Joumana llega en su gran jaula de hierro instalada en la parte posterior de un 4X4, los El Helw y sus ayudantes bloquean la escalera hasta que la leona entre en el ascensor.
Husein Suleiman, jefe de seguridad del edificio, afirma no haber "recibido quejas". "La familia es encantadora, la gente viene a tomar fotos cuando ven pasar a la leona", cuenta.
Al principio hubo algunas reacciones indignadas de los internautas que temían maltrato, pero Ashraf asegura que "entrena a los animales con amor".
"Los latigazos son sólo en los dibujos animados, es una imagen falsa", añade, afirmando que sólo utiliza una simple vara rígida.
Ahora, a la espera de días mejores, en el octavo piso de un gran edificio de hormigón, en pleno corazón de la ciudad, Joumana entrena para el próximo espectáculo, cuya difusión está prevista con motivo del Aíd al Fitr, o fiesta del fin del ayuno que marca el final del mes de ramadán, a finales de mayo.
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