| Foto: X (@zhu_jingyang)
La relación comercial entre Estados Unidos y China entra en una nueva etapa tras el anuncio del presidente Donald Trump, quien confirmó una rebaja de aranceles y el levantamiento de las restricciones chinas a la exportación de tierras raras. El anuncio se dio después de una reunión con el mandatario Xi Jinping, celebrada en el aeropuerto de Busan, Corea del Sur, durante su gira asiática.
Trump calificó el encuentro como “un gran éxito” y destacó que el tema de las tierras raras quedó “resuelto”. Se trata de materiales indispensables para la industria tecnológica y militar, sobre los cuales China mantenía un estricto control. Tras la reunión, el Ministerio de Comercio chino confirmó la suspensión temporal de las medidas de exportación, lo que allana el camino para reactivar la cadena de suministro internacional.
De acuerdo con la agencia Reuters, la administración estadounidense reducirá los aranceles a los productos chinos del 57 % al 47 %, mientras que la tasa aplicada a los componentes químicos utilizados en la fabricación de fentanilo se reducirá a un 10 %. A cambio, China se comprometió a reforzar la supervisión sobre el tráfico de esos precursores, un asunto prioritario para Washington debido a la crisis de opioides.
Las autoridades chinas también confirmaron que los aranceles recíprocos sobre mercancías estadounidenses permanecerán suspendidos durante un año, en una medida que busca reducir tensiones tras años de confrontación comercial. En tanto, fuentes oficiales de Pekín destacaron que el diálogo con Estados Unidos abre una nueva oportunidad de cooperación en áreas como inteligencia artificial, ciberseguridad y migración ilegal.
El presidente Xi Jinping afirmó que ambas potencias pueden “demostrar su responsabilidad global” al avanzar en proyectos conjuntos que beneficien a sus economías. Su declaración, difundida por la agencia Xinhua, fue interpretada como una señal de distensión en medio de un contexto internacional marcado por rivalidades tecnológicas.
A pesar del tono optimista, el acuerdo representa un desafío interno para Trump. Su administración había basado gran parte de su política exterior en la presión comercial contra China, buscando frenar la dependencia industrial y reducir el déficit bilateral. No obstante, el acercamiento podría ser visto como una concesión en un año clave para la política estadounidense.
Datos de la Agencia Antidrogas (DEA) indican que la pureza del fentanilo en circulación disminuyó durante 2024, un efecto vinculado al endurecimiento de los controles chinos. Además, el déficit comercial entre ambos países cayó a su nivel más bajo en dos décadas, mientras algunas empresas estadounidenses anunciaron el retorno parcial de su producción nacional.
Sin embargo, persisten incertidumbres sobre la implementación del pacto. Pekín no ha confirmado si todas las restricciones a las tierras raras serán levantadas, y sectores industriales en Estados Unidos temen una reactivación limitada del comercio.
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