El rapero estadounidense Sean Combs, conocido mundialmente como Puff Daddy, enfrenta uno de los procesos judiciales más mediáticos de los últimos años en Estados Unidos. El artista, que acumula más de 120 denuncias en su contra, fue hallado culpable de dos cargos relacionados con transporte para ejercer la prostitución, mientras que resultó absuelto de delitos más graves como tráfico sexual y crimen organizado.
La expectativa se centra en la audiencia del próximo 3 de octubre, fecha en la que un tribunal federal dictará sentencia y podría condenarlo hasta a 20 años de prisión. Sin embargo, en las últimas horas surgió un giro inesperado en el caso, luego de que una de sus exparejas afirmara que fue presionada por la Fiscalía para presentarse como víctima.
Se trata de Virginia Huynh, también conocida como Gina, quien sostuvo una relación sentimental con Combs. La mujer reveló, a través de una carta enviada al juez federal Arun Subramanian el 1 de octubre, que aunque entregó a los investigadores fotografías, videos y mensajes de texto relacionados con el artista, nunca se consideró una víctima directa.
Huynh señaló que durante las reuniones con los fiscales se sintió forzada a aceptar esa condición: “Les dije que no lo era, pero insistieron en que sí”. De acuerdo con su testimonio, la Fiscalía concluyó que había sido víctima de tráfico sexual y que participó en situaciones de prostitución forzada, algo con lo que ella nunca estuvo de acuerdo.
A pesar de esa discrepancia, la mujer de 33 años manifestó su disposición para declarar en el juicio. Sin embargo, su abogado le informó que finalmente no sería llamada a testificar, decisión que, según ella, dejó dudas sobre la manera en que se estaba manejando el caso.
El proceso contra Puff Daddy ha estado marcado por múltiples testimonios de exparejas y exempleados que lo acusan de abusos, explotación y conductas criminales. No obstante, el pronunciamiento de Huynh introduce un nuevo debate sobre las estrategias judiciales empleadas por la Fiscalía en un caso que ha captado la atención mundial.
Mientras tanto, el rapero permanece a la espera del fallo definitivo. La sentencia no solo definirá su futuro inmediato, sino que también podría sentar un precedente sobre la forma en que la justicia estadounidense maneja los procesos relacionados con la industria del entretenimiento y los delitos de explotación sexual.
La comunidad internacional y los seguidores del artista estarán atentos a la decisión del tribunal, que cerrará un capítulo judicial con fuertes repercusiones tanto para el acusado como para las víctimas que han llevado sus testimonios a los estrados.
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