Luego que la secretaría de Infraestructura anunciara que se ejecutan los últimos detalles para finalizar el proyecto de la vía Cali – Jamundí, los usuarios explotaron a través de redes sociales indicando que no se sienten satisfechos con el resultado de una obra que ha tenido una tardanza de más de dos años en ser entregada y varias fechas de apertura incumplidas.
Quienes se desplazan por dicho tramo se quejan de los altibajos que presenta la vía en su asfalto y que acarrea un peligro para quienes por allí conducen.
“Una obra demorada que congestionó el tráfico vehicular día y noche, que tuvo un impacto ambiental negativo para las zarigüeyas y otras especies y que no solo tiene huecos, sin que también está llena de altibajos”, reclamó Marco Fernández, habitante de Jamundí.
Para Jonathan Hurtado la peor parte está a la altura de la Universidad Autónoma, donde solo hay relieves.
“El reparcheo que se realizó es muy malo. Más que ir en moto parece que uno transitara en un caballo por el desnivel que existe. No es posible que la obra tenga tan malos acabados. ¿Dónde están los interventores?”, insistió Mario López, habitante de la zona.
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Con sobrecostos
“Esta es una obra que heredamos nosotros de la administración anterior. El proceso contractual tenía dos etapas: una primera etapa para el tercer carril y una segunda etapa para nivelar la calzada existente. Nosotros no podíamos esperar y emprendimos la nivelación de la carpeta antigua y la nueva. Desde el punto de vista de seguridad y movilidad, era lo más responsable”, argumentó el secretario de Infraestructura, Néstor Martínez.
Durante más de dos años esta obra estuvo marcada por la demora constante debido a los problemas de planeación y diseño y sobre todo por los sobrecostos.
El Concejal Juan Martín Bravo informó que la obra generó sobrecostos para la ciudad en más de $39 mil millones de pesos.
Uno de los anuncios que se había hecho sobre la obra y que al final no se cumplió fue el hundimiento o deprimido que se realizaría al paso de la Universidad Autónoma.
Pero en su momento el secretario de Infraestructura señaló que hubo cambios en los diseños por seguridad, impacto ambiental y por razones económicas.
La preocupación hoy queda latente para un gran número de estudiantes del alma máter, pues consideran que de no utilizarse el puente peatonal, sería un riesgo utilizar el semáforo para cruzar la calle, sobre todo porque existen conductores que solo quieren llegar rápido a su destino y no respetan ni las señales de tránsito ni a los transeúntes.
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