Preocupación por amenazas a líderes de la comuna 20 en Cali


La comunidad de la comuna 20 de Cali, está preocupada tras las constantes amenazas que están recibiendo los líderes de esa zona de la ciudad.

En octubre del año pasado, luego de la masacre registrada en el sector de ‘El hueco’, barrio Brisas de Mayo, donde cinco personas perdieron la vida, a los pocos días también circularon panfletos en los que presuntos integrantes de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, AGC, amenazaban de muerte a los once presidentes de las Juntas de Acción Comunal, JAC, de la Comuna 20.

Inclusive, hace dos semanas se dijo que una de las dos mujeres víctimas del doble homicidio en inmediaciones de la Universidad del Valle y que trabajaban en esta Institución, tenía amenazas de un grupo criminal que opera en esta comuna.

José Narváez, presidente de la JAC de Brisas de Mayo, fue uno de los primeros amenazados. Según recuerda, desconocidos hicieron una llamada al secretario suplente de la JAC en la que les advertían que “estaba bien que hubieran ganado, pero que al presidente le quedaban muy poquitos días de vida”.

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Posteriormente, un panfleto en el que lo conminaban a quedarse quieto y abandonar el barrio si persistía en su propósito de aumentar la presencia de la Fuerza Pública en el sector, fue dejado bajo la puerta de su vivienda.

El líder comunal aseguró que después de esto estuvo dos meses confinado en su casa y que prácticamente su trabajo en pro de la comunidad ha tenido que ser restringido solo a algunos sectores por temor a que lo maten.

Inclusive, dice que desde hace un año no realiza asambleas porque “es muy peligroso y no hay condiciones para ejercer el liderazgo en la comunidad”.

Asegura que no se ha ido del barrio, porque “no debo nada, no he dicho nada de nadie; por eso no me he ido”.

Insiste en que desconoce el origen de los panfletos y que deben ser las autoridades las que investiguen su procedencia. “Esto está en conocimiento de la Fiscalía, la Defensoría del Pueblo y la Policía, pero no tenemos ninguna medida de protección o seguridad por parte de las autoridades. Yo lo que he pedido es que investiguen de dónde vienen esas amenazas, porque acostumbran a amenazar a la gente y no la dejan trabajar”, afirma.

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E insiste: “Hasta ahora no he recibido una llamada de la Administración, ni del Secretario de Seguridad, y ni siquiera del Cali 20. No salgo a la calle por temor, porque nunca se sabe”.

Por su parte, Yilmar David Chacón, presidente de la JAC de Siloé, y quien también hace parte de la lista de los once comuneros amenazados, dice que las amenazas surgieron entre mayo y junio del año pasado, solo tres meses después de haber asumido el cargo.

“Las Autodefensas Gaitanistas de Colombia se toman la zona de ladera de la ciudad y señalan que no están de acuerdo con el trabajo social que se viene realizando. Amenazan a todos los líderes de los 11 barrios de la Comuna 20 e incluso escriben sus iniciales en varios sectores”, cuenta Chacón.

Ante este caso, se emitió la alerta temprana por parte de la Defensoría del Pueblo y se solicitaron unas medidas de protección para los afectados. Posteriormente, uniformados se comunicaron con los líderes para entregarles algunas recomendaciones en materia de seguridad y recomendarles que deben estar atentos ante cualquier comportamiento sospechoso de personas desconocidas, pues según el líder comunal, en el sector hacen presencia sujetos que no viven en la comuna con el fin de ejercer control territorial.

Al igual que Narváez, del barrio Brisas de Mayo, ha visto limitado sus actividades como líder comunal, pues solo ingresa a los sectores si va acompañado de la misma comunidad que requiere su ayuda, mientras reconoce que no ha vuelto a movilizarse solo por el barrio para minimizar los riesgos.

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“Primero uno pregunta cómo está el sector y uno toma la decisión si acerca o reúne a la comunidad donde haya condiciones de seguridad”, señala.

A los presidentes de las JAC aún les quedan tres años al frente de estas organizaciones, pero están sumidos en la incertidumbre ya que poco o nada es lo que pueden hacer por sus comunidades.

Andrés Eduardo Ullune, presidente de la JAC del barrio Belén, quien fuera uno de los líderes de la protesta en el 2021 y de la mesa de diálogo de la Alcaldía y del Gobierno, asegura que desde hace un año, al igual que sus demás compañeros, fue amenazado por las AGC.

Según dijo, los días 2 y 6 de enero de este año varios hombres armados intentaron ingresar a su casa para asesinarlo.

“Todo esto fue puesto en conocimiento de la Unidad Nacional de Protección, UNP, de la Fiscalía, la Defensoría y la Policía”, afirma.
Asimismo, denuncia, según él, persecución por parte de las autoridades, pues luego del estallido social ha sido perseguido y capturado en seis oportunidades para luego ser dejado en libertad por falta de pruebas. Andrés, afirma, que no cuenta con seguridad, se encuentra desplazado del barrio y está escondido en otro lugar por falta de protección y garantías para su vida.

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“La Alcaldía en temas de derechos humanos y de seguridad está peor. El Secretario de Seguridad no está haciendo el trabajo, por eso se está incrementando la violencia en Cali. No todo es cemento, ni infraestructura, debe haber temas de derechos humanos y de convivencia en la ciudad”.

Entre tanto, Ximena Cangrejo, líder social, no opina como los presidentes de las JAC y enfatiza que a ella no la han amenazado ningún grupo ilegal y que son ellos, con estas denuncias, los que estigmatizan el barrio.

“Los líderes nuevos dicen que los viejos no hemos hecho nada, se muestran como las víctimas cuando son ellos los que están dañando los territorios con sus egocentrismos populistas”, precisó.

No obstante, reconoce que en la comuna hay dos tipos de violencia, la interna que ejercen los mismos habitantes del territorio y la externa que tiene que ver con la falta de oportunidades y de acceso a la educación, la salud y el trabajo por parte del Gobierno. “Mientras no entendamos que el proceso está en nosotros mismos, aquí nada va a cambiar”, puntualizó.

Cabe destacar que desde el estallido social, algunos procesos de visibilización y empoderamiento de Siloé y la comuna en general, vienen construyendo una nueva mirada sobre este sector a través del arte, la cultura, el turismo y el rescate de los valores que buscan mostrar que la ladera es mucho más que loma y violencia.

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