A sus 39 años, el delantero argentino Ernesto el ‘Tecla’ Farías ha decidido oficialmente dejar la actividad profesional y comenzar con nuevos proyectos en su vida personal.
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Surgido de las divisiones inferiores de Estudiantes de la Plata, Farías vistió además las casacas de River Plate e Independiente de su país, Palermo de Italia, Porto de Portugal, Cruzeiro de Brasil, Danubio de Uruguay y América de Cali.
Ahora comenzará una nueva etapa en su vida. Será entrenador de los nuevos talentos en las menores de River Plate y marcará el punto de partida de su carrera como entrenador en unos años.
Antes de regresar a Buenos Aires, el ‘Tecla’ Farías rompió su silencio desde que se fue con polémica del América y habló de su trayectoria futbolística y de lo que significó para su vida el paso por territorio colombiano.
¿Por qué no quiso hablar en su momento de su salida de América?
Por la forma en que se dio mi salida del América pensé que lo mejor era guardar silencio. Las cosas con el paso del tiempo se fueron acomodando y me queda la tranquilidad que me fui con la moral en alto y con la satisfacción de haberlo entregado todo y con total transparencia.
Hace poco anunció el fin de su carrera como jugador...
Todo ha sido un proceso y sentí que era el tiempo indicado para decir basta. Más allá de que llevaba dos años y medio sin jugar, uno siempre tiene la ilusión de poder retirarse donde uno quería. Fue una determinación que venía analizando en el último tiempo y creí que era el tiempo justo.
¿Qué le dejó el fútbol?
Está profesión fue mi vida. Me formó como persona desde los 14 años cuando lo empecé a practicar. Me dejó grandes amigos, pude conocer muchos países y darle una estabilidad a mi familia.
Usted jugó en varios países de Suramérica y Europa, ¿cuáles lo marcaron más por la experiencia?
La liga de Portugal me dejó una gran satisfacción por la alta competitividad que había cuando estuve. Tenías que exigirte para estar a tope y jugar grandes torneos internacionales. Mi paso por Colombia también me ha dejado grandes recuerdos.
¿Cumplió todo lo que se propuso al venir acá?
Con América me pasa algo muy especial. Era arribar a un club grande que buscaba ascender y desde el primer día que llegue fue raro y lindo porque junto a mi familia se creó un lazo sentimental muy fuerte con esta institución. No iba a ser fácil la misión pero al final pudimos aportar para el ascenso del equipo.
¿El día de los cuatro goles en Buga y el gol del ascenso marcaron su paso por América?
El día que marqué los cuatro goles quedará en la historia por la estadística. El gol del ascenso fue un momento único porque no había un después, era conseguir la gloria o irnos del club. No soy de llorar ni de transmitir sentimientos pero lo que viví ese día fue muy especial y lo sentí de una forma natural.
¿Se marchó del América como no lo quería?
Me hubiese gustado seguir ese año y retirarme en el América. Las cosas pasan por algo, se dio de esa manera pero lo más importante es que me llevó el cariño de la gente y es algo que no se compra. Con el tiempo seguro nos vamos a volver a encontrar.
¿Siente que se convirtió en un referente?
Me voy sintiendo que guardo un profundo respeto por la institución y por sus hinchas, estoy convencido de que ellos tienen el mismo respeto hacia mi. El aficionado del América es agradecido, te lo hacen sentir de esa forma y más con nosotros los extranjeros. Me siento muy querido por la gente, van a estar siempre en mi vida y en mi corazón.
Usted y su familia decidieron radicarse en Cali...
Es raro. Mi familia es feliz aquí en Cali. Mis dos hijos mayores tienen sus amistades de adolescencia acá, los dos más pequeños me hablan caleño y mi mujer se siente muy arraigada acá. Ya vamos por el sexto año de vivir aquí y estamos a gusto.
¿Sueña algún día en dirigir al América?
Siempre le he tenido las puertas abiertas al América pero se debe estar preparado para lo que en su momento se requiera. Sería un sueño dirigir al equipo pero no quiero apresurar los momentos, hay que realizar primero un proceso.
