Desde cartas de amor, reclamaciones subidas de tono hasta declaraciones de renta, los escribientes han plasmado con su tinta la historia de muchos caleños.
Los vemos a diario en el Parque de los Poetas, pleno Centro de Cali, pero para muchos se ha vuelto paisaje verlos allí, frente a una vieja máquina de escribir cubriéndose de una sombrilla escapando a las inclemencias del clima.
Este oficio, los escribientes como ellos se hacen llamar, empezó en los años 50 en la Plaza de Caycedo, pero fueron reubicados en el 2007 en el Parque de los Poetas. Desde entonces cada año, han ido quedando menos, al punto de pasar de ser más de 100 a rondar los 20 en la actualidad.
Q'hubo habló con los escribientes para conocer cómo va su oficio, al igual que algunas de sus anécdotas a lo largo de todos estos años:
De igual manera hay que recordar que cada uno tiene su puesto reglamentado por la ley.
Curiosamente la misma ley que los protege también los condena, pues dicta que los puestos no se pueden heredar o renovar.
Por eso los 18 que están ahí son los últimos. Cuando ellos no estén se acabará una tradición que lleva 70 años hasta ahora en la ciudad y que pese a la tecnología y todo lo demás, se ha resistido a desaparecer.
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