La Policía del barrio Meléndez fue puesta en tela de juicio por el caso de un joven agredido.
“Si lo hubieran auxiliado, mi hijo no estaría bajo tierra en este momento”, así empezó relatando doña Seneyda Oliveros Sinisterra, la muerte de Jhon Estiven Ceballos Oliveros, de 22 años de edad.
Esta es la desesperación de una madre que se está recorriendo Cali en busca de respuestas.
De acuerdo con la mujer, su hijo estaba prestando servicio militar hace un par de meses y desde ahí, empezó a tener problemas psiquiátricos, sin embargo, no le daban de baja definitiva, sino que lo volvían a convocar.
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El pasado 24 de agosto, Jhon se encontraba solo en casa en el barrio Meléndez y su padre estaba vendiendo pandebonos por las cuadras del sector, como hacía habitualmente.
En esta residencia solo vivía con el progenitor y la hermana, que tampoco se encontraba.
Ceballos Oliveros comenzó a tener una crisis que nadie previó, por lo que habría tomado un cuchillo de la cocina y en la esquina de la vivienda comenzó a autolesionarse.
Los vecinos se dieron cuenta de esta acción y de inmediato llamaron a la Policía.
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Los uniformados no llegaron a ayudar al joven, denuncian. Llegaron para someterlo. En cámaras de diferentes teléfonos y perspectivas , quedó registrado cómo las autoridades agredieron al indicado, lo esposaron e incluso, le habrían disparado.
“La Policía es inhumana, no le hicieron un torniquete para frenar la sangre, no vieron que estaba en condiciones de indefensión… A mi muchacho lo llevaron al hospital de Los Chorros, pero estaba muy grave y aunque lo trasladaron al HUV, no logró sobrevivir. Lo enterramos el domingo 28 de agosto, no duró mucho”, contó doña Seneyda.
Esta mujer, residente del municipio de Pradera Valle, está solicitando copias de todo lo relacionado con su hijo, en las clínicas, en Medicina Legal y hasta en la Fiscalía, pues lo único que pide es que se haga justicia.
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Actualmente, la señora Oliveros Sinisterra visita la tumba del hoy occiso con el cual hubiera querido vivir muchas cosas, aunque tristemente dice que le cuesta olvidar las imágenes de su muchacho bañado en sangre, sin ropa, golpeado y reducido, además que se reproducen en su mente las risas de los oficiales que se burlaban de su hijo mientras le tomaban fotos.
“Estoy bien”, dijo para finalizar, “pero me duele mucho mi muchacho”. La doliente insistió en una cosa, que haya reparación y que no vuelva a ocurrir a otra familia.
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Este hombre aprovechó que le dieron trabajo en un restaurante y se robó una alta suma de dinero. https://t.co/a1NkyqonWK
— Q'hubo Cali (@QhuboCali) September 2, 2022
