400 cocodrilos viven en una central nuclear


Los canales de enfriamiento de las centrales nucleares de Turkey Point, al sur de Miami, son el hábitat de unos 400 cocodrilos americanos, una especie "vulnerable" que en un lugar tan protegido como éste, están totalmente a salvo.

 

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En Turkey Point no hay más seres humanos que los que trabajan en las dos centrales nucleares y la central a gas propiedad de la compañía eléctrica FPL, que produce energía para dar servicio a un millón de personas, y los que se dedican al programa de monitoreo de cocodrilos americanos (Crocodylus acutus).

No hay yates, lanchas o motos de agua ni turistas bañándose y haciendo ruido ni cazadores. Solo hay naturaleza en todo su esplendor en esta red de canales con una extensión en conjunto de 270 kilómetros y separados entre sí por terraplenes artificiales cubiertos de vegetación.

"El depredador de los cocodrilos somos nosotros, el ser humano", dice a Efe el biólogo Michael Lloret, a cargo de un programa que le ha valido a FPL (Florida Power Light) varios reconocimientos.

Durante un recorrido por los canales que forman un circuito cerrado donde se enfría el agua utilizada en las centrales nucleares, que vuelve a usarse en la producción de energía una y otra vez, el visitante ve una gran variedad de pájaros que levantan el vuelo a medida que el hidrodeslizador avanza.

Si tiene suerte verá cocodrilos, pero para eso es mejor no desplazarse en el ruidoso airboat o hidrodeslizador sino en automóvil por los caminos que bordean el rectángulo del circuito de canales, uno de cuyos lados linda con el mar.

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