Madre e hijo duermen hace más de tres años bajo un puente


Lilia y su hijo Fabián son dos habitantes de calle que sueñan con descansar por alguna vez en su vida en una cama y bajo un techo digno. Su historia se suma a la de más de 4.000 personas en condición de calle que viven en Cali

Mientras las ratas recorren su cuerpo y un olor nauseabundo entra a borbotones por sus pulmones, Lilia María Castañeda por fin descansa después de una larga jornada de reciclaje.

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Su hogar está debajo de un puente del barrio República de Israel; lo más cómodo que tiene es un colchón desgastado y la única compañía de su hijo Fabián, de 40 años.

Los dos hacen parte de los 4.749 habitantes sin techo que recorren, en una diáspora silenciosa, todos los rincones de la ciudad, esto según las últimas cifras entregadas por el Dane en el 2019, sin embargo, la Fundación Samaritanos de la Calle asegura que hay más de 6.000 personas en condición de calle.

En un puente de República de Israel vive la familia.


Lilia, de 60 años, no cuenta ni con una puerta en su cambuche, pero sí se protege del calor y la lluvia, aunque no de los mosquitos, ni de los roedores ni de los pensamientos que a veces se le convierten en una pesadilla.


Ella vive en este cuchitril que construyó con su hijo hace tres años, justo debajo de un puente vehícular ubicado en la Calle 42 con Carrera 41, al oriente de Cali.

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Así es su casa


Su hogar cuenta con cobijas, un colchón, dos ladrillos, una olla para preparar la comida y un sofá que, en ocasiones, usa para sentarse a soñar. En aquel sillón negro divaga en cómo sería tener una casa y una cama, un anhelo que para muchos, como dice ella, se convierte en una rutina por la cual pocos ven la necesidad de agradecer.


Hay que mencionar que como ella están muchos, y eso lo compuebran las cifras, pues Cali es la segunda ciudad con la población más grande de habitantes de calle, con 4.749 personas registradas. Está por encima de Medellín (3.788), Bucaramanga (1.960) y Barranquilla (1.795), y es solo superada por Bogotá (9.538).


Lilia llegó a los 13 años a la calle


Esta vida la tiene desde los 13 años, cuando los grupos armados de Tumaco la obligaron a salir del seno de su hogar. Con este hecho, Lilia se convirtió en una participante de las casi 8.219.403 víctimas de desplazamiento forzado por eventos ocurridos desde 1985 hasta el 31 de diciembre de 2021 en Colombia, según el Registro Único de Víctimas de Colombia (RUV).


“Llegué a una oscuridad de la cual se me ha sido imposible salir. La vida me forjó en el basurero de Navarro y ahí, entre los desperdicios, creé mi propia familia. Tuve cuatro hijos y a todos los crié en un cambuche mientras laboraba en el reciclaje para darles de comer”, contó la mujer, en medio de un dolor que salió a relucir al recordar que su esfuerzo por salir de la calle no ha dado frutos.

Recuerda con dolor toda la lucha que ha realizado para poder obtener un techo digno.

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Por su parte, su hijo Fabián, rememora cómo fue crecer en ‘El Basuro’, como él lo llama.

"Hay que pararse duro en la calle"

“Fueron momentos aún más complicados, pues debíamos aprender cómo era moverse en la calle. Me recuerdo todo mocoso y sucio caminando descalzo, mientras mi mamá escarbaba entre la basura para ver qué podía vender en la chatarrería y así tener para darnos de comer al menos una vez al día. Yo tenía un hermano mayor que me cuidaba y de ahí llegaron dos más que me tocó proteger, pues en la calle hay personas muy malas”, dijo con una expresión de alegría que no se va de su rostro a pesar de las condiciones en las que vive.

habitante de calle
Un panorama de la vivienda de Lilia

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Esto conlleva a recordar que el hambre sigue acorralando a los hogares caleños, pues muchos no pueden alimentarse tres veces al día. Según el Dane, en Cali 97.000 familias solo comen dos veces.

Fabián y Lilia corren en ocasiones con suerte para alimentarse, pues los vecinos de la zona les han cogido aprecio, tanto que uno de ellos siempre se encarga de llevarles algo para desayunar, pues entiende que “son personas muy buenas que no han tenido la oportunidad de obtener un trabajo estable y una casa digna”.


Asimismo, un hombre del barrio se dejó contagiar por la amabilidad de estos dos habitantes sin techo, por lo que decidió habilitar una llave en el antejardín de su casa, con el fin de que tengan dónde bañarse y con qué preparar sus alimentos.


Este hecho es casi un milagro para ellos, pues de los 2 '508.653 habitantes con los que cuenta Cali, alrededor de 53.960 personas no poseen un servicio de agua potable, según las estadísticas del Dane.


Así sobreviven los habitantes de calle


Lilia trabaja reciclando en la noche, para conseguir menos de 15.000 pesos, los cuales usa para poder sobrevivir en la penumbra constante en la que vive.


“El dueño de una chatarrería me da una carreta para movilizar el reciclaje. Mi jornada empieza a las 7:00 de la noche y voy terminando a la 1 o 2 de la mañana, todo depende de que me encuentre entre los desechos de la gente”, cuenta la mujer.

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A pesar de la edad, Lilia carga con fuerza su carreta y va de basura en basura rebuscando algo que para ella sea un tesoro. Tiene con guantes para escarbar sin asco entre los desechos, pues si piensa dos veces en las cochinadas que se puede encontrar peligrarían los 15.000 pesos que se hace en su jornada laboral.


“Con esta plata y lo que se hace Fabián en sus rebusques podemos comer bien. Nos alegramos mucho cuando podemos comprar ya sea un cuarto de carne o pollo, pues deleitamos el paladar”, expresa con una pizca de alegría.

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En este lugar madre e hijo preparan sus alimentos.

En esto laboran las personas en condición de calle


De acuerdo con las cifras del Censo de Habitantes de la Calle 2019, en Cali, 1.599 habitantes de calle se dedicaron al reciclaje (como principal actividad generadora de ingresos), por encima de actividades como limpiar vidrios (791 personas), mendigar (390 personas), carpintería o construcción (111 personas), tráfico de drogas (71 personas), actividades artísticas (70 personas), robo (67 personas) y prostitución (34 personas). Es de resaltar que, cerca del 72,6% de los habitantes de calle obtiene sus ingresos mediante un trabajo legal.


Aunque Lilia y Fabián tienen momentos de gloria, también enfrentan la delincuencia que hay en Cali, por lo que a veces, por las malas, aprenden a seguir vivos a pesar de la dificultad.

Espere en nuestra versión impresa la segunda parte.

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