Horas de alta tensión en el Sur de Cali


En videos que se han viralizado en redes sociales, se ve como un grupo grande de indígenas agreden a varias personas en diferente sitios del sur de Cali.

Este domingo 9 de mayo, tristemente el caos y la confrontación se apoderó de le gente en las calles de Cali y Jamundí, las dos poblaciones que más se han visto afectadas por los bloqueos de la minga indígena que vino a apoyar el paro en contra de la Reforma Tributaria del gobierno de Iván Duque.

El cara a cara entre las poblaciones de Jamundí y el sur de Cali se registró temprano en la mañana, cuando agobiados por 10 días de sitio, desabastecidos, enfermos y sin poder ir a sus actividades cotidianas, grupos de persona vestidas d blanco y con banderas de Colombia le salieron al paso a las caravanas de indígenas, a las que le pedían no cerrar más la ciudad.

indígenas
Varias personas agredieron a los conductores que se encontraban abasteciéndose de combustible.

Poco a poco, y al pasar las horas, la tensión se hizo manifiesta entre ambos bandos y se desató una situación de alto nivel de peligro, cuando los indígenas blandieron armas blancas y contundentes con las que se abrieron finalmente paso.

Los sectores más afectados durante este domingo de conmoción fueron los habitantes de Ciudad Jardín, La María, en Cali, y Alfaguara, Las Mercedes, Ciudad Country y El Castillo, en Jamundí.

El tema ha llegado tal grado de gravedad que, en medio de los enfrentamientos entre habitantes de estas zonas y los indígenas, se han visto videos que circulan en las redes sociales donde se ven machetes, palos, se escuchan disparos y todo tipo de palabras ofensivas de parte y parte.

Todo esto ocurre en medio de la ausencia de la Fuerza Pública, incapaz de intervenir debido, en parte, a la condena internacional de la que ha sido objeto por las protestas y los desórdenes que se registraron en Cali, Bogotá y otras ciudades.

Hacia las 3:30 de la tarde se conoció que en el sector La Morada, un ciudadano que se negó a detenerse en un retén de la Minga fue bajado de su camioneta y sometido a un proceso de ‘judicialización’ por parte de los indígenas, quienes están ejerciendo sus propios controles y justicia.

Según se evidenció ayer en la tarde en varios sobrevuelos de la Fuerza Aérea sobre los sitios de las protestas, varios vehículos fueron incinerados al tiempo que se hablaba de algunos heridos en medio de los enfrentamientos sobre la Avenida Cañas Gordas, información que no ha sido confirmada.

“Estamos secuestrados, esto ya no es un paro, es una toma por la fuerza por parte de los indígenas” dijo un habitante de Alfaguara, que omitió su identidad, pero quien advirtió que temen que en medio de esta escalada de odio se presenten saqueos y se tomen las unidades residenciales y los condominios de la zona.

Mientras ciudadanos e indígenas se enfrentan, el alcalde de Cali, Jorge Iván Ospina, pidió a la minga que no ejerzan ningún tipo de control “ya que no son autoridad” y les pidió que despejen las vías.

Sin embargo, el odio reina en las calles y el paro nacional está convirtiéndose en una confrontación que amenaza con un conflicto a mayor escala.

Durante esta semana los habitantes de Jamundí se han sentido secuestrados, como dice Rubén Peralta. “Aquí no hay libertad, hay miedo, uno sale esperando en qué momento hay disparos o dicen que ya no hay comida”.

Durante la semana, los habitantes de Jamundí tuvieron que pedir permiso a los indígenas para ir a sus trabajos o ir al médico por la Panamericana o por la Avenida Cañas Gordas, las dos vías que comunican a Cali.

Además, deben someterse a requisas y a largas horas de bloqueo en estas vías. La gasolina se acabó en el municipio desde hace una semana, no hay alimentos en los supermercados y el poco que entra (la Minga dice que solo es para la plaza de mercado) está a precios por las nubes.

Para poner un ejemplo, una libra de tomate cuesta $6.000 y cuatro plátanos verdes $7.000. Cuando entra algo de alimento la gente sale de sus casas en ciclas, motos o carros, casi como si se tratara de un apocalipsis, porque en las calles y en los grupos de WhatsApp, se dice que habrá paro armado y que no dejarán pasar más alimentos.

“Vemos pasar aviones, helicópteros y hemos escuchado tiros, como si ya no estuviéramos en paz sino en guerra”, lamentó una habitante de Ciudad Country, sobre la Panamericana, donde esta semana sus habitantes elevaron una súplica para que los manifestantes los dejaran salir de sus casas libremente a comprar comida.

El 80% de las actividades se paralizaron; colegios, salones de belleza, centros comerciales, graneros, comercios en general están parados. La gente casi no duerme, como dice Sofía: “O uno ve el celular o quiere ir a comprar gasolina a las dos de la mañana o simplemente no duerme por miedo”.

Lo que se presentó este domingo en la tarde fue la copa que rebosó la copa. Por un lado, la gente dice que no da más, que se siente secuestrada, que tiene hambre, y por otro lado, los indígenas y los líderes del paro parecen no dar el brazo a torcer en su intención de llevar hasta donde sea necesario este paro.

Esto son los video que han comenzado a rodar por redes sociales y muestran la gravedad de la situación:

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