La crucifixión de Jesús, el hijo de Dios, ha sido investigada por siglos; expertos analistas explican qué sucedió en su cuerpo tras el viacrucis que vivió.
La Pasión de Cristo es uno de los sucesos más trascendentes de la iglesia católica. El recuento de la muerte de Jesús se revive desde hace 2021 años una vez anualmente, repasando la entrega del hijo de Dios por su pueblo.
No obstante, de lo que poco se habla es de lo que finalmente sintió físicamente Jesús, de los dolores de llevar la cruz, de que le enterraran clavos en sus extremidades y quedara colgado durante horas en la cruz.
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Pues bien, la BBC publicó este Viernes Santo un artículo en que repasa desde la ciencia todo lo que vivió Cristo. No solo es una explicación científica, sino política de las razones que llevaron a su crucifixión.

Para empezar, el experto André Leonardo Chevitarese, profesor del programa de posgrado en Historia Comparada del Instituto de Historia de la Universidad Federal de Río de Janeiro, indica que Jesús fue un condenado político.
"No hay forma de separar las andanzas [de Jesús] como algo solo político o simplemente religioso. Las fronteras no están claramente definidas. Y eso termina siendo clave para entender el movimiento de Jesús con aquel Jesús [aún vivo] y el movimiento de Jesús sin Jesús (después de su muerte)", dice.
¿Por qué lo crucificaron?
Según explica el politólogo, historiador especializado en Medio Oriente y escritor italiano Gerardo Ferrara, de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz, en Roma. la crucifixión era la pena de muerte utilizada por los romanos desde el 217 a.C. para los esclavos y aquellos que no eran ciudadanos del Imperio.
La crucifixión no fue una invención romana, pero estaba muy extendida en el Imperio romano. Formaba parte de una rutina dentro de los territorios que ahora llamamos Israel", agregó Chevitarese.
Generalmente, los condenados eran llevados a los circos romanos por delitos como asesinato, parricidio, delitos contra el Estado y violaciones.
Dependiendo de su falta, así mismo era la condena dentro de la arena. Estas iban desde ser devorados por insectos hasta ser incinerados y, claro, crucificados. Este último castigo era exclusivo de los esclavos que atentaban contra la vida de sus amos y los que participaban en rebeliones.
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"Aún en vida, en la cruz, las rapaces ya empezaban a comerse a los condenados. Tres o cuatro días después, la carne de este individuo, pudriéndose, caía de la cruz y los perros y otros animales terminaban de hacer el trabajo", contextualiza Chevitarese.

Jesús se consideró un hombre que atentaba contra el Estado, porque proclamó un reino totalmente opuesto al de los romanos.
Primero, porque hablaba del reino de la Justicia y la Justicia Divina, totalmente opuesto al reino de César: el de la injusticia.
Segundo, porque habló de paz, algo que contrastaba con el origen bélico de los romanos, un imperio que avanzaba sobre otros pueblos.